Un palacio con muchos años de historia y la belleza que lleva implícita el paso del tiempo. Una restauración exquisita en la que pasado y futuro conviven en el mejor de los presentes.
Caminar por los pasillos y perderse en sus estancias para admirar las maravillas que se esconden en cada uno de sus rincones. Sentirse como en casa desde la primera vez que atraviesas la puerta y es que no existe lugar más acogedor.
El olor de las flores, el arte colgando de sus paredes, la calidez de las velas, la ilusión de una novia. Una ocasión única merece un escenario que también lo sea y esto es irrepetible.
La luz del día lo inunda todo, es imposible no ser feliz aquí.
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